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Pubicado el : 04-07-2016 17:51:11
Para obtener buenos resultados -en cualquier proceso que queramos ejecutar-, debemos seguir diligentemente cada una de sus actividades que interactúan juntas.
El fotoperíodo es el encargado de regular las plantas según los ciclos del sol y la estación del año; en pocas palabras, son los cambios que experimenta la vegetación durante su crecimiento, el cuales se debe a la iluminación que estas reciben para desarrollar la floración, para su posterior cosecha.
Vegetaciones como el cannabis son reguladas por la acción de la luz durante el día y la noche. Durante el invierno, su crecimiento es casi nulo porque los días son cortos y las noches son más largas, pero cuando llega la primavera, esto cambia e incide positivamente sobre las plantas.
Con el cambio de estación, todo florece, y el cannabis no escapa a esto. Durante esta época, las semillas aparecen y muestran sus mejores frutos hasta la llegada del verano y el ciclo comienza a repetirse con el otoño cuando las hojas comienzan a caer nuevamente.
El 21 de junio es el momento clave en el que los días comienzan a ser más largos y las noches más cortas. Gracias a ellos, el cannabis comienza a producir florigen: una hormona que le permitirá a las flores brotar durante todo el mes de julio hasta que el otoño reaparezca, y con él, desciendan las temperaturas.
Un elemento que se debe de tomar en cuenta cuando eres un cannabicultor, es la procedencia de las semillas que pretendes cosechar. Muchas veces, éstas vienen de países con climas encantadores como Colombia o Thailandia y que, gracias a ello, puedes completar su proceso en solo cuatro meses. Por mucho que se intente adaptar a distintos climas como el europeo, no se podrán obtener nada de ellas si las cultivas en tu patio o jardín, sobre todo si las semillas son de florecimiento largo.
Para que se entienda mejor, las plantas sativas 100% suelen ser las mas tardías, mientras que las indicas mas rápidas.
Cuando se cultiva en el exterior, también se debe evitar sobreexponer las plantas a luz o también contaminación lumínica. Cuando por negligencia lo hacemos, el cannabis nunca florecerá y si está en ese proceso, no evolucionará y pasará a la fase anterior de vegetación o crecimiento.
Pero ¿Cómo podemos evitar la contaminación lumínica en nuestras plantas? Cuando llegue la noche e ilumines tus cannabis, ponte al lado de estas e intenta leer un libro o periódico, si lo haces con facilidad, tu cultivo está expuesto a demasiada luz.
Si nuestro cultivo se desarrolla netamente en el interior de nuestras casas, podremos controlar ciertas variables con mayor facilidad. Forzar la floración será tan natural como exponer la planta medio día (12 horas) a luz artificial y medio día a en un lugar oscuro.
Existen distintos mecanismos para llevar a cabo el cultivo en interior. Uno de ellos es colocar la planta 18 horas a la luz y 6 de oscuridad mientras está creciendo; y mientras está floreando, debemos nivelarlo a 12 horas y 12 horas, esto con la finalidad que el cannabis crezca lo más rápido posible.
También está la metodología de Reinhard Delp, que consiste en dosificar la luz de la siguiente manera: 12 horas de luz y 5 horas y media privada de esta; una más de luz y cinco horas y media sin esta. Cualquier método es fácil, le recomendamos que utilice el que se le haga menos complejo.
Al igual que en exterior, las plantas que se cultivan en el interior están expuestas a la tan temida contaminación lumínica. Para evitarla, solo debemos meternos en el interior del lugar en el que estará el cannabis y comprobar que no se cuele ningún rayo de luz. Recuerde que si la planta está estresada, nuestra cosecha no germinará jamás.
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